Estoy bastante entusiasmada porque hoy comenzaré el curso de corrección profesional de Cálamo&Cran. No voy a dedicarme a ello (al menos, no de momento, pues mi profesión es otra y me encanta), pero lo de corregir textos es algo que me llama la atención y que, en todo caso, hago igualmente cada vez que leo. Solo que ahora lo haré con más criterio.
También me parece interesante de cara a aprender a diferenciar la prosa que es buena de verdad de la prosa que es resultona. Ahora mismo reconozco que me la cuelan. A mí un libro me entretiene y ya me parece la leche. Recuerdo, eso sí, algún destacado. La prosa de El jilguero, por ejemplo (no reseñado en este blog, pues lo leí antes de comenzarlo), me parece prodigiosa. Pero aún tengo mucho que aprender. Aunque no creo que vaya a cambiar el hecho de que siga encontrando insufribles algunas grandes obras. Cosas de la subjetividad.
En fin, que si dentro de cuatro meses me vuelvo más tiquismiquis con mis críticas (¡más!) ya sabréis a qué se debe. ^^