OPINIÓN BREVE:
Este libro me lo recomendó una amiga que aseguraba que era de lo mejor que había leído sobre educación. A mí se me ha hecho muy pesado, quizá porque no estoy acostumbrada a leer divulgación sobre filosofía. Básicamente, el libro consiste en mostrar muchos puntos de vista diferentes y no decantarse por ninguno. Lo que viene siendo filosofar, vaya. Yo esperaba alguna conclusión, así que me he quedado chafada. Al menos, eso sí, me ha hecho reflexionar sobre algunos puntos y puede suscitar algún debate interesante. Recomendable, supongo, para filósofos, pedagogos y educadores.
Mi valoración:
| Datos técnicos | |
|---|---|
| Título | El bosque pedagógico |
| Autor | José Antonio Marina |
| Editorial | Ariel |
| Año | 2017 |
| Páginas | 263 |
OPINIÓN DETALLADA
La última frase del libro me parece un buen resumen del mismo: "El enfoque
evolutivo que hemos adoptado nos permite ver esa pluralidad de
propuestas, a veces abrumadora, como una demostración del tenaz empeño
humano en encontrar soluciones a problemas que no sabemos siquiera si
las tienen".
Y eso es el libro: un compendio abrumador de propuestas sobre educación y de afirmaciones sobre lo que sería o no deseable, pero sin llegar a ninguna conclusión, ya que no hay estudios ni metaanálisis al respecto. Una de las demandas de la autor es que hacen falta esos estudios, y coincido con él. La lectura habría sido mucho más productiva.
El tema central del libro es la filosofía de la educación, y en concreto, comparar el viejo paradigma (el profesor es el líder y el alumno casi no cuenta) con el nuevo paradigma (el alumno es lo que importa y hay que centrarse en sus peculiaridades para decidir cómo enseñarle). A partir de aquí, somete a inspección multitud de aspectos educativos: motivación, utilidad de la memoria, educación mixta o diferenciada, implicación del profesorado en la vida del alumno, implicación de la familia con los centros educativos... Y da tantos puntos de vista diferentes, aportando citas de diferentes filósofos, que es difícil quedarse con otra cosa que no sea nuestra opinión inicial, si es que la teníamos.
El estilo es bastante técnico, con muchos palabros filosóficos que, aunque están explicados, no da tiempo a asimilar lo suficiente como para hacer más amena la lectura. Creo que un lenguaje más llano, sacrificando un poco de precisión o algunas definiciones, habría ayudado a disfrutar más el libro. Pero quizá lo único que sucede es que yo no soy el público objetivo para este tipo de libro. O quizá, como sugiere el propio libro, hace falta hábito sobre una materia para llegar a entenderla. Y yo en filosofía no estoy muy al día.
En fin, de nuevo un libro que deseaba terminar. No voy a decir que sea malo, pero no es para mí. Eso sí, está bien escrito: no he encontrado erratas. Olé por la editorial.
Y eso es el libro: un compendio abrumador de propuestas sobre educación y de afirmaciones sobre lo que sería o no deseable, pero sin llegar a ninguna conclusión, ya que no hay estudios ni metaanálisis al respecto. Una de las demandas de la autor es que hacen falta esos estudios, y coincido con él. La lectura habría sido mucho más productiva.
El tema central del libro es la filosofía de la educación, y en concreto, comparar el viejo paradigma (el profesor es el líder y el alumno casi no cuenta) con el nuevo paradigma (el alumno es lo que importa y hay que centrarse en sus peculiaridades para decidir cómo enseñarle). A partir de aquí, somete a inspección multitud de aspectos educativos: motivación, utilidad de la memoria, educación mixta o diferenciada, implicación del profesorado en la vida del alumno, implicación de la familia con los centros educativos... Y da tantos puntos de vista diferentes, aportando citas de diferentes filósofos, que es difícil quedarse con otra cosa que no sea nuestra opinión inicial, si es que la teníamos.
El estilo es bastante técnico, con muchos palabros filosóficos que, aunque están explicados, no da tiempo a asimilar lo suficiente como para hacer más amena la lectura. Creo que un lenguaje más llano, sacrificando un poco de precisión o algunas definiciones, habría ayudado a disfrutar más el libro. Pero quizá lo único que sucede es que yo no soy el público objetivo para este tipo de libro. O quizá, como sugiere el propio libro, hace falta hábito sobre una materia para llegar a entenderla. Y yo en filosofía no estoy muy al día.
En fin, de nuevo un libro que deseaba terminar. No voy a decir que sea malo, pero no es para mí. Eso sí, está bien escrito: no he encontrado erratas. Olé por la editorial.
SOBRE EL AUTOR
José Antonio Marina (Toledo, 1939) ha dedicado toda su labor de investigador a la elaboración de una teoría
de la inteligencia que comienza en la neurología y termina en la ética.
La función principal de la inteligencia no es conocer sino alcanzar la
felicidad y la dignidad. Dentro de este proyecto ha dedicado libros a la
creación, los sentimientos, la voluntad, el lenguaje, la ética, la
religión y la política. Ha sido galardonado con numerosos premios:
Anagrama de Ensayo, premio Giner de los Ríos de la innovación Educativa y
premio Nacional de Ensayo.Con la Biblioteca UP desarrolla lo que él
mismo considera su «proyecto vital», una colección de libros sobre la
educación y aprendizaje, sobre la actividad fundacional de la especie
humana.
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