miércoles, 8 de agosto de 2018

Reseña: La marcha Radetzky, de Joseph Roth


OPINIÓN BREVE:

Compré y leí este libro porque oí hablar muy bien de él. Lo calificaban de "buena literatura", aunque no haya consenso sobre lo que es eso. Para mí, la "buena literatura" ha resultado un tostón. Es un libro muy lento, en el que apenas pasa nada. Hay mucha descripción, muchísima, y es posible que sí refleje bien la caída del imperio austrohúngaro, pero no he disfrutado nada de la lectura. Hay que destacar que el libro fue escrito en 1932. Eran otros tiempos y otros ritmos. Recomendable, supongo, para amantes de Clarín, Flauvert, etc.
Mi valoración:
tres
Datos técnicos
Título La marcha Radetzky
Autor Joseph Roth
Editorial Edhasa
Año 2017
Páginas 574

OPINIÓN DETALLADA


Voy a empezar diciendo que solo porque un libro sea un clásico y tenga fama de "buena literatura" no voy a decir que me guste. Y ya puedo continuar diciendo que La marcha Radetzky no me ha gustado nada. Me ha parecido lento, aburrido, exasperante. Un tostón. Está bien escrito, sí, pero he estado a punto de abandonarlo. Si lo he terminado ha sido por pura cabezonería y leyéndolo en diagonal a partir de la mitad, porque ya no podía con él. Y eso que a mí me gusta leer cada palabra y saborear cada frase despacio, sin prisas. Con este libro, solo deseaba acabar lo antes posible.

La historia gira en torno a la familia Trotta, austríaca, en la época previa a La Gran Guerra. El comienzo promete: en las tres primeras páginas, el teniente Trotta salva la vida del emperador Francisco José en la batalla de Solferino, y este, en agradecimiento, le ofrece su protección a él y, por extensión, a sus descendientes. El resto del libro narra someramente la historia del hijo, y se centra en la historia del nieto, que también milita en el ejército del emperador y percibe sobre él la carga de ser descendiente del "héroe de Solferino".

Dicen que la "buena literatura" es aquella que se diferencia claramente del rápido estilo cinematográfico, que se para más en los detalles, que profundiza, que describe y plasma la realidad con más intensidad de la que se puede ver en una pantalla. En este libro se utiliza una página entera para describir la comida que hay en una mesa, por ejemplo, cosa que en cine es algo así como raro de ver, es cierto. ¡Y menos mal! Ya no os cuento la de páginas que se utilizan para describir un paisaje, o la vestimenta del emperador Francisco José en qué sé yo qué desfile, material que sería perfecto para un reportaje de La 2, pero no para una novela de ficción.

Pero lo peor no son las descripciones; lo peor es que apenas pasa nada y que el personaje principal, el teniente Carl Joseph Trotta, es un pusilánime, un amargado y un plasta. Tiene menos carisma que un pedazo de cartón, y eso a una novela le resta puntos. Al menos, desde mi punto de vista de lectora más o menos asidua. Los secundarios no son mejores. Son todos muy olvidables, y de hecho ya estoy deseando olvidarlos porque ninguno me ha aportado nada relevante. Pero es que al protagonista lo estrellaría contra una pared, a ver si se espabilaba. Madre mía, qué cargante. Junto a este, el protagonista de Crimen y castigo es el colmo de la acción y el dinamismo.

He estado releyendo en paralelo el libro Cómo NO escribir una novela, y es asombrosa la cantidad de reglas de novela impublicable que La marcha Radetzky cumple. Supongo que eran otros tiempos (1932), pero, por lo que a mí respecta, Joseph Roth queda fuera de mi lista de autores a seguir.

Al menos, la edición es muy buena. Solo he encontrado algún detalle de traducción, como "abrir la luz", expresión muy típica del levante español y no muy apta para textos escritos.

SOBRE EL AUTOR

Joseph Roth
Joseph Roth (1894, Brody, Ucrania - 1939, París, Francia) fue un novelista y periodista austríaco de origen judío. Escribió con técnicas narrativas tradicionales varias novelas de calidad como Fuga sin fin, La leyenda del santo bebedor, La cripta de los capuchinos o La rebelión.


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